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viernes, 18 de noviembre de 2011

EL CAMBIO DE UNA ETAPA A OTRA: DE PRIMARIA A SECUNDARIA

PROTECCIÓN EN LOS CENTROS ESCOLARES
A menudo leemos en los periódicos u oímos en la televisión y en la radio el relato de una brutal agresión sufrida por una adolescente en las instalaciones de un centro escolar cualquiera que refleja una socialización conflictiva, una violencia extrema y la impasible actitud de cuantos testigos asistieron al suceso con una morbosa expectación o injustificable pasividad.
Generalmente las peleas tienen lugar entre menores y los medios de comunicación suelen dar a conocer los antecedentes de los agresores, indicando que se encuentran en tratamiento psicológico o farmacológico y explican lo que pudiera ser el diagnóstico psicopedagógico del comportamiento de la víctima, induciendo a hacer un juicio moral de lo sucedido. O lo que es lo mismo, estaríamos hablando de lo que en situaciones semejantes suele convertirse en una mala inclinación social.

En mi opinión, es la chica agredida la que requiere la atención y  protección tanto de su entorno más próximo como la de las instituciones públicas. El riesgo de que la víctima acabe interiorizando sentimientos de culpa puede ser evidente, tanto desde el punto de vista del tratamiento personal como del tratamiento informativo de lo acontecido (y es lo que debería centrar los mayores cuidados). Dicho riesgo aumenta al hacerse públicas circunstancias y rasgos de personalidad que tienden a equiparar a la agredida y agresores a causa de las conflictivas relaciones que  mantenían entre sí y con el entorno social.
Este fenómeno que yo he generalizado arriba lamentablemente se puede encontrar en casos muy particulares y concretos que no dejan de sorprendernos y de parecer incomprensibles,  como fue el caso de la chica asesinada en Seseña por una compañera de instituto hace ya tiempo. La asesina, de gustos por las tendencias góticas y macabras, pareció no mostrar arrepentimiento ni verse afectada por lo sucedido cuando fue detenida; por el contrario sí preguntó si en el reformatorio tendría acceso a Internet y a videojuegos. Este último detalle debería hacernos reflexionar sobre los contenidos de numerosos videojuegos, en los que parece que se desprecia el valor de la dignidad y de la propia vida humana,  así como el contenido de numerosas páginas web, que resultan ser muy agresivos y bastante cuestionables.
¡CUIDADO CON EL USO INADECUADO DE LAS REDES SOCIALES ENTRE LOS CHAVALES! TODOS LOS DOCENTES DEBERÍAN SABER QUE UN NIÑO O NIÑA MENOR DE 14 AÑOS LEGALMENTE NO PUEDE TENER, POR EJEMPLO, TUENTI EN SU CASA. Y SI LA FAMILIA SE LO PERMITE, EL TUTOR O TUTORA DEBERÍA TENER UNA ENTREVISTA CON ELLOS Y, A TRAVÉS DEL DIÁLOGO, EVITAR MUCHOS CONFLICTOS QUE TIENEN SU ORIGEN EN LA RED.


LA LEY DEL MENOR: ¿LA SOCIEDAD OFRECE DEMASIADA PROTECCIÓN?
En un diario nacional he podido ver y leer un chiste  de Mingote acerca de los problemas legales y los menores de edad. En él, un niño pequeño con su chupo colgando al cuello le dice a otra niña asomada a su cochecito: “ - En cuanto llegue a ser menor de edad se van a enterar de quién soy yo - “. Como es habitual en los buenos humoristas gráficos, con muy pocas palabras y unos trazos acertados nos  colocan ante una situación de actualidad, problemática y polémica.
La realidad y los sucesos que los medios de comunicación nos transmiten a diario, nos indican que existe un problema  con los chicos menores de edad. Por un lado,  los menores que son víctimas de diversos tipos de delitos por parte de otros menores y que no ven garantizada su seguridad ni la totalidad de sus derechos. Por otra parte, los menores de edad, que delinquen contra la integridad física, la vida o la libertad sexual de las personas, son tratados con todo tipo de garantías legales en un marco más propio de niños y niñas de jardín de infancia.
Curiosamente, numerosos sectores de población de diferentes extractos sociales, económicos, culturales, etc. se muestran de acuerdo en que cualquier adolescente de trece a diecisiete años se da perfecta cuenta de los derechos humanos que puede estar pisoteando. Si a cualquiera de ellos se les preguntase que harían si la última atrocidad difundida en los medios de comunicación se la hubiesen hecho a su hermana, a su hermano o a su madre, la respuesta es tan rápida como contundente: todos identifican el mal y el daño que hubiera podido causarse a un ser querido.
Todo el mundo debería ser consciente de que tiene unos derechos y unas obligaciones, cuya aplicación y ejercicio es simultánea, y que todas las actuaciones del ser humano tienen unos límite  y unas consecuencias, lo que nos hace responsable de ellas. La justicia no lo será tanto mientras delitos como los mencionados antes y sus consecuencias se queden sin sanción: las víctimas serán aún más víctimas y los delincuentes tendrán menos motivos para dejar de serlo. Recordemos que los mayores conflictos entre los chicos surgen en el último ciclo de primaria y primer ciclo de secundaria.

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