Etiquetas

jueves, 20 de octubre de 2011

Disciplina, terror y violencia

Son muchas las personas que atribuyen la falta de disciplina en las aulas con el mal comportamiento de sus hijos en casa o la violencia como solución a conflictos; personas todas ellas que quieren atribuirle a la disciplina un sinónimo más: miedo. Según la RAE, la disciplina es doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral; es decir, enseñar a una persona moralmente ciertos valores, principios que puedan servirle para la normal convivencia con otros miembros de la sociedad. Si un maestro le dice constantemente de buenas maneras a uno de sus alumnos que por la clase no se puede estar de pie a su antojo, que respete el turno de palabra, que dar un puñetazo a un compañero no es la mejor solución para arreglar un conflicto… y él no le hace el más mínimo caso, hemos de pensar sobre la disciplina recibida en su casa respecto a obedecer al maestro sin falta de que éste le grite o le amenace con castigos. En el momento en el que a base de este tipo de cosas el niño se comporte de otra manera, habremos logrado el objetivo pero no gracias a la disciplina, sino al miedo; y si a ello se le unen castigos físicos, debemos sumarle también la violencia. El error en el que muchos caen es el de considerar violencia el puñetazo que un compañero le dio a otro y disciplina si el bofetón viene de alguien de una jerarquía superior, es entonces cuando caemos en el dilema de que hay unas personas con derecho a ejercer violencia sobre otras que no pueden. 

El secreto de la disciplina no es que sea dura o violenta, sino profunda. Debemos infundir una disciplina que cale hondo en el interior de nuestros alumnos y les haga pensar que realmente es útil lo que intentamos inculcarles y no simples palabras. Lo que pasa que cada persona es diferente y la disciplina que intentamos darle a Pablito seguramente no sirva para Juan. 

Los niños de mi época éramos muy disciplinados, no sé que les pasa a estos de hoy en día…dirán algunos. Afortunadamente, los tiempos y las técnicas de disciplina han ido cambiando porque, por desgracia, si los niños de su época eran más “disciplinados” era por el simple hecho de que todos sabían interpretar el lenguaje de sostener los libros de rodillas con los brazos extendidos y la regla de madera. ¿Así se aprendía mejor? Efectivamente seguramente los niños aprendieran atemorizados pero aprendieran. Es una manera de cumplir el objetivo, sí señor, pero una vez más, el fin no justifica los medios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario