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domingo, 4 de diciembre de 2011

LAS CONDUCTAS DISRUPTIVAS QUE AFECTAN A LA BUENA CONVIVENCIA

CONDUCTAS DISRUPTIVAS
Al hablar de conductas disruptivas nos referimos a comportamientos o acciones que se producen en una determinada situación, que conllevan una inesperada reacción de ruptura de la misma; se trata de conductas inapropiadas al momento o situación en que se dan y a las circunstancias de la persona que las realiza. Así, es frecuente que nos encontremos con manifestaciones en el niño que se relacionan con uno o varios de los aspectos siguientes:
Falta de control motor e hiperactividad: implica la incapacidad por parte del sujeto para someter a control sus actos motrices, se da una excesiva actividad motora sin finalidad.
Impulsividad: se emite una respuesta de forma automática sin establecer reflexión alguna en el proceso. El sujeto no es capaz de aplazar la satisfacción en el tiempo.
Falta de atención y de memoria de trabajo: se denomina así a la dificultad para mantener la concentración en la tarea y a la incapacidad para recuperar y mantener la información de forma presente en el cerebro para ser usada cuando sea preciso.
Falta de organización y de planificación: su carencia o déficit implica no saber definir los pasos que debe dar un sujeto para conseguir un objetivo.
INDICADORES DE CONDUCTAS DISRUPTIVAS:
1.   Se distrae con frecuencia.
2.   Olvida cosas, lo que le acabamos de decir, deberes.
3.   Es poco autónomo en sus realizaciones.
4.   Comete errores en las actividades por no fijarse en el trabajo.
5.   Cambia de actividad y también es frecuente que no las termine.
6.   Muestra dificultades para jugar de forma tranquila.
7.   No es capaz de permanecer en su silla, los paseos por el aula son frecuentes. Corre o salta en situaciones inapropiadas.
8.   Habla de forma excesiva, frecuentemente interrumpe.
9.   Se mueve en exceso, toca las cosas, mueve piernas o manos de forma constante.
ERRORES QUE APARECEN CUANDO ABORDAMOS ESTA PROBLEMÁTICA:
      Evitar el problema.
      No tener establecidas medidas contrastadas comunes para todos, sobre cuándo y cómo intervenir (qué hacer). Los parámetros de tolerancia que manejen unos profesionales u otros son diversos.
      Dejarse llevar por la respuesta inmediata según el momento, sin tener preparada una forma de reaccionar. Debemos ser conscientes de que tener un aula permanentemente en calma, es algo irreal.
      Centrarse en eliminar la conducta visible sin analizar la funcionalidad que el alumno aplica a la misma, que obtiene o que evita al realizarla; y manteniendo un pensamiento de actuación basado en la maldad del que actúa.
DIFICULTADES PARA LA INTEGRACIÓN DE LAS NORMAS DE CONVIVENCIA. ACTUACIONES INADECUADAS EN EL AULA
Será la no aceptación de la normativa impuesta lo que conoceremos como indisciplina. Comporta una inadaptación escolar que conlleva como consecuencia la no integración en las dinámicas del aula, lo que en ocasiones se refleja en conflictos o actitudes contestatarias:
ü Evita tareas que le frustran o le suponen esfuerzo, realizando conductas que pueden ir del “pasotismo” al reto.
ü Falta de eficacia a la hora de desarrollar tareas, comete errores en las actividades o es torpe en su realización, actuando como si no le importase.
ü Interrumpe.
ü No sabe esperar turnos.
ü No mide las consecuencias.
ü Se precipita en las respuestas, aún sin haber terminado la pregunta. Suele hablar en exceso.
ü Puede manifestar conductas desafiantes o agresivas.
Ante este marco de actuación se pretende que el individuo avance desde las reglas y normas impuestas, hasta llegar a un autocontrol, apropiación y aceptación de las mismas. La forma de abordar este tipo de problemática pasa por tener en cuenta en primer lugar la prevención de la misma, lo cual pasa por contar con una organización de aula y de centro, y unas actitudes por parte del profesorado que propicien el clima de convivencia y de respeto, como pueden ser:
• Tener normas claras y precisas.
• Reforzar las interacciones positivas entre el alumnado.
• Abordar las indicaciones con calma, no dar excesivas órdenes.
• Favorecer que muestren sus habilidades y fomentar que se sientan capaces.
• Tener un buen manejo del control “indirecto” de la disciplina, lo que implica un buen uso de la comunicación no verbal.
• No perder el control.
• Conocer y aplicar técnicas de modificación de conducta, como la extinción, la economía de fichas, el tiempo fuera… que abordaremos más adelante.
LA SUPERVISIÓN CONTINUA REQUIERE MODIFICACIÓN DE ACTITUDES, VERBALIZACIONES Y CONDUCTAS
Las estrategias verbales y no verbales por parte del profesorado van a reforzar las conductas adecuadas en el alumnado. Las estrategias no verbales se refieren a actitudes y conductas, y las estrategias verbales implican el lenguaje oral. Cada estrategia verbal se corresponde con una no verbal. Por ejemplo:
Ø  Transmitir expectativas de éxito ajustadas a sus posibilidades.
Ø  Reconocer y valorar sus logros. Mostrar gestualmente el reconocimiento por el logro alcanzado.
Ø  Acordar consignas para ejecutar determinadas conductas (recordar la consigna con un gesto previamente acordado).
Ø  Extinguir la conducta con una consigna verbal acordada.
Ø  Prever situaciones del aula que pueden ser complejas para el alumno para prevenir conductas inadecuadas.
Ø  Pautar la conducta con avisos y demandas breves.
Ø  Evitar discursos demasiado largos.
Ø  Regular su atención mediante el contacto ocular y nuestro movimiento en el aula: situarnos en distintos lugares, pasear, evitar los movimientos rutinarios… (mirada de aprobación).
Ø  Evitar las desaprobaciones en voz alta ante el grupo de iguales, realizarlas con la mirada y si tenemos que utilizar la palabra acercarnos al alumno y dirigirnos a él personalmente.
Ø  Proximidad física en los diálogos y llamadas de atención.
Ø  Afecto manifestado en el tono emocional en la interacción: tono de voz, expresión facial, modulación y volumen de la voz.

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