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jueves, 1 de diciembre de 2011

Disciplina ¿remedio o prevención? (Parte I)

Normalmente, solemos pensar en la disciplina escolar como remedio, recurriendo a ella en el momento en el que surgieran conflictos en el aula. La conocida como “disciplina positiva” (Dreikus y Grey, 1970) dirigía el uso de la disciplina para mitigar un problema existente, pero renunciando al uso de estrategias penales (la más extendida hasta entonces).

Un breve recorrido por la historia

El modelo de clases para padres y escuelas está basado en el trabajo de Alfred Adler y Rudolf Dreikurs.

  • El Dr. Adler introdujo la idea de educar a padres en audiencias de los USA en 1920. Invito a tratar a los niños con respeto pero también argumentaba que consentir y sobreproteger a los niños podría traer problemas sociales y del comportamiento.
  • Relacionado con las ideas Adler,  Dreikurs introduce el concepto de metas erradas del comportamiento, las cuales están basadas en una necesidad del niño por participar y sentirse importante dentro de un entorno social.  
  • En 1980 Lynn Lott y Jane Nelsen asisten a un  taller realizado por John Taylor.  Y después de esto Lynn comienza a realizar talleres y con ayuda de algunas personas escribe el primer manual de enseñanza para padres.
  • Jane Nelsen como directora del proyecto ACCEPT (Conceptos Alderianos de Consultoría para alentar a padres y maestros) obtuvo muy buenos resultados orientando a padres y profesores en la disciplina con sus niños, tanto, que el proyecto obtuvo una concesión para ser difundido en los demás distritos escolares de California. Y en 1981 Jane Nelsen escribió y publicó su libro de Disciplina Positiva.
  • En 1988, Jane Nelsen y Lynn escriben el libro actualmente,  llamado Disciplina Positiva  para Adolescentes y empezaron a enseñar a través de clases  experimentales,  habilidades para padres y manejo en el salón de clase.

Criterios mencionados por Jane Nelsen para que una disciplina sea efectiva:
  • Ayuda a los niños a tener un sentido de conexión. (Pertenencia y significado).
  • Es respetuosa y alentadora. (Amable y firme al mismo tiempo)
  • Es efectiva a largo plazo. (Considera lo que el niño está pensando, sintiendo, aprendiendo y decidiendo acerca de él mismo y de su mundo y qué hacer en el futuro para sobrevivir o prosperar)
  • Enseña importantes habilidades sociales y de vida. (Respeto, preocupación por los demás, solución de problemas y cooperación, así como las habilidades para contribuir en su hogar, su escuela o su comunidad)
  • Invita a los niños a descubrir sus capacidades. (Alienta el uso constructivo del poder personal y la autonomía)

La disciplina positiva intenta no recurrirla castigo, y restituir el orden desaparecido al no respetar los límites acordados. Con el castigo se intenta hacer sufrir al niño, castigarle. Al aplicar el castigo, fomentamos la venganza (has hecho esto y lo vas a pagar). Estas represalias crean sentimientos negativos en los niños, cabiendo la posibilidad de crear una espiral negativa. El castigo físico es una humillación, y lo peor que puede lograrse es que tanto niño como adulto se acostumbren a él. Las más de las veces castigos excesivos dan lugar a efectos indeseables (un niño al que se le pega como castigo no puede llegar a ser un niño plenamente feliz). Sin embargo, llamamos consecuencia a aquello que surge tras una conducta inadecuada y cuyo fin es que le sirva al niño en su aprendizaje, para que en sucesivas ocasiones recuerde las consecuencias de sus acciones y cambie su conducta. Una buena consecuencia es aquella relacionada con la falta: si el niño se sienta a la mesa con las manos sucias, tendrá que ir al baño a lavárselas, con lo que llegará tarde a la mesa y será el último que pueda servirse. Como quizás al niños no le guste tener que elegir el último, es probable que la próxima vez recuerde lavarse las manos; en este caso, la consecuencia ha servido, porque el niño ha aprendido mediante una consecuencia natural.

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